Como calmar tu sistema nervioso

Nuestro sistema nervioso, está claramente dividido en dos partes, que realizan funciones totalmente opuestas: el sistema nervioso simpático y el sistema nervioso parasimpático.

El sistema nervioso simpático se activa cuando nuestro organismo detecta que su equilibrio interno corre el riesgo de sufrir variaciones, como puede ser en que caso de que hagamos ejercicio intenso, tengamos una agresión, tengamos altos niveles de estrés, pasemos hambre, sueño, sed o frío, etc.

En cambio, el sistema nervioso parasimpático, que es el que debería estar siempre conectado, se encarga de estimular todas las actividades que se dan en condiciones normales con el objetivo de asegurar el bienestar de nuestro organismo a largo plazo, como, por ejemplo, el proceso de la digestión y reparación de tejidos, entre otros.

Estas dos divisiones de nuestro sistema nervioso Autónomo actúan en situaciones totalmente opuestas, de manera que, no pueden activarse a la vez. Esta es la razón por la que no debemos recibir una mala noticia mientras estamos comiendo.

Ante una situación aguda de estrés, el Sistema simpático se activa, de esta manera, el organismo tiene la capacidad de responder de manera eficiente, y recuperar la homeostasis interna lo antes posible. Posteriormente, resuelta ya la situación, se desactiva y se vuelve a activar el sistema parasimpático, facilitando las funciones habituales de nuestro organismo una vez recuperada la homeostasis, que es el estado de equilibrio de nuestro cuerpo.

Esto es perfecto y nos protege ante las enfermedades y otros accidentes, pero el ser humano cuenta con el peor enemigo que pueda tener, su mente.

Nuestra mente, esta continuamente interpretando los estímulos que recibe, tanto los internos, como la tristeza, ansiedad, ira, etc.; como los externos, como situaciones estresantes y agresiones. Y frente a esto, tiene que decidir cómo reaccionar.

Cuando detecta algo que ella considera una agresión, sea o no real, envía mensajes al cuerpo, que pueden parecer ansiedad y síntomas depresivos. Y si esto se convierte en algo habitual, puede conducir a una desregulación en mente, cerebro y cuerpo.

Además, las experiencias traumáticas de pasado, también se manifiestan en nuestra fisiología, haciendo que nuestro cuerpo piense que estamos en un estado de emergencia constantemente. Cuando nuestro cerebro y nuestro cuerpo, están bajo estrés constante o han pasado por un trauma extremo, con el tiempo, son cada vez menos capaces de entrar en el estado de ‘descanso y digestión’ o para simpaticotonía.

El estrés crónico, se considera patológico en el momento en que no permite a nuestro organismo, volver a la tan necesaria homeostasis y no permite a nuestro cuerpo, desactivar por si solo el sistema nervioso simpático.

Hoy en día, el estrés crónico está presente en la gran mayoría de las personas, ya sea por factores personales o laborales, y es un factor de riesgo tanto en la causa, como en la progresión de un gran número de enfermedades como puedan ser: depresión, ansiedad, enfermedades cardiovasculares, enfermedades inflamatorias intestinales, enfermedades autoinmunes, etc.

Signos de un sistema nervioso desregulado

Cuando el equilibrio entre nuestro sistema simpático y parasimpático se rompe, podemos experimentar reacciones de lucha o huida, como:

  • dificultad para concentrarse y regular las emociones,
  • trastornos del sueño,
  • problemas digestivos,
  • expresiones físicas de síntomas emocionales como dolores de cabeza o dolores corporales inexplicables,
  • respuestas fisiológicas como latidos cardíacos acelerados.
  • mareos y sensación de estar fuera de control.
  • sentimientos de pánico o pavor que surgen de la nada,
  • experimentar una explosión repentina de emociones en situaciones que no necesariamente requieren una respuesta tan exacerbada

Como regular tu sistema nervioso

1.-Toma Adaptógenos

El uso de las hierbas medicinales conocidas como adaptógenos, es particularmente beneficioso para prevenir todos los efectos secundarios derivados de un estrés patológico o crónico.

Los adaptógenos son una categoría de plantas, que contienen unas sustancias, que ayudan a nuestro organismo a adaptarse al estrés, ya sea fisiológico o psicológico, y normalizar sus funciones corporales, permitiéndole llegar a la homeostasis, cuando ya el estrés se ha convertido en crónico.

Pueden llegar a ser muy efectivos a la hora de ayudar a las personas que están pasando por una situación de estrés, ya sea agudo o crónico, siempre y cuando también se lleve una alimentación saludable y hacer algo de ejercicio físico.

Los principales adaptógenos son:

-La Rodiola: tiene efectos cardioprotectores, antioxidantes, antifatiga, antidepresivos, estimula el sistema nervioso central, y protege del estrés.

-La Schizandra: es muy utilizada en la medicina china como protectora del hígado. Contiene lignanos, unas sustancias fitoquímicas, que estimulan el sistema inmune y producen un efecto sedante, lo que mejora la tolerancia al estrés. También estimula el sistema nervioso central, lo que contribuye a la claridad mental y a mejorar los estados depresivos.

-El Ginseng: muy utilizado para reducir la fatiga y potenciar el sistema inmune y tienen propiedades antibacterianas, antifúngicas y antivíricas.

-El Ginseng Siberiano (Eleuterococo): esta variedad fue muy utilizada después del accidente de Chernobyl para disminuir los efectos de las radiaciones. Es también característico por mejorar los posibles efectos secundarios de la menopausia o desajustes hormonales que alteran el ciclo menstrual.

-El Ginseng Coreano: esta variedad destaca por mejorar la circulación sanguínea, haciéndolo ideal en caso de anemia y para estabilizar la presión arterial. También ha demostrado tener efectos positivos a la hora de detener los casos de diarrea.

2. Come más grasa

Tanto el cerebro, como el sistema nervioso necesitan la grasa.

Las células nerviosas están envueltas en una capa protectora llamada mielina. La evidencia sugiere que comer grasas puede

ayudar a mantener saludable esa capa protectora al prevenir la desmielinización o la erosión de la mielina.

Come grasas saludables para ayudar a tu sistema nervioso. Las grasas saludables incluyen aquellas que componen la dieta mediterránea, como el aguacate, las nueces y frutos secos, el pescado azul, el aceite de oliva y el Ghee o mantequilla clarificada.

3. Respira hondo

La respiración profunda es una forma simple y efectiva de regular el sistema nervioso. Las respiraciones profundas ayudan a restablecer el control del sistema nervioso parasimpático y envían señales al cerebro y al cuerpo de que no se está produciendo ninguna emergencia.

Inhala hasta contar cuatro, mantén el aire en tus pulmones contando hasta cuatro, exhala hasta contar cuatro y mantente sin aire hasta contar cuatro y vuelve a empezar. Repite el ejercicio unas 10 veces.

4.Levanta peso

Levantar peso proporciona a nuestro cerebro información propioceptiva, que puede producir un efecto calmante y requilibrador en el sistema nervioso central.

La propiocepción es la capacidad que tiene nuestro cerebro de saber la posición exacta de todas las partes de nuestro cuerpo en cada momento. Dicho de otra manera, a nuestro cerebro le llega información de las diferentes partes de nuestro cuerpo a medida que vamos recibiendo estímulos en ellas.

Esta información se usa habitualmente en terapia física y ocupacional para tratar muchas cosas, desde lesiones hasta autismo y parálisis cerebral. Porque al hacer que el cerebro se centre en las sensaciones físicas deja de hacerlo en las preocupaciones mentales.

Y la forma en que podemos proporcionar información propioceptiva a nuestro cerebro, ayudando así a que nuestro sistema nervioso se calme puede ser a través del levantamiento de peso o mediante chalecos o mantas con peso.

Entrenamiento con pesas

El simple hecho de levantar pesas es una forma sencilla de obtener información propioceptiva y hacer ejercicio al mismo tiempo. No hace falta empezar levantando una gran cantidad de peso.

Mantas y chalecos con peso

Las mantas con peso son una buena opción para obtener presión profunda, por lo que se usa habitualmente en perros para evitar la ansiedad que generan los viajes o los fuegos artificiales y petardos, y para ayudar a reducir la frecuencia cardíaca en adolescentes durante una extracción de muelas.

También hay evidencia de que los chalecos con peso pueden tener un efecto positivo en la atención y el control de los impulsos en niños con trastorno por déficit de atención.

Las almohadillas con peso son otra opción para agregar peso a áreas específicas del cuerpo. Puedes colocarlos en los hombros, la espalda, el pecho, el estómago o donde tu cuerpo más necesite un poco de presión. Y las hay que pueden calentarse en el microondas, contener aromas relajantes o incluso venir en forma de animales de peluche pesados.

5. Sacúdete

Seguramente hayas visto perros sacudirse después de un encuentro con algún peludo poco amigable.

Esto es porque los animales se sacuden para liberar el trauma de sus cuerpos. También los niños muy a menudo suelen hacerlo. Las experiencias difíciles, incluido el trauma, pueden acumular energía en el sistema nervioso. Hay evidencia de que agitar el cuerpo puede ayudar a liberar el trauma.

Esto se conoce como temblor terapéutico o neurogénico y es una técnica utilizada en ejercicios de liberación terapéutica de tensión y trauma.

6. Calor

Muchos de nosotros sabemos los reconfortante que es un cálido abrazo o un baño caliente.

Los baños calientes pueden ayudar a reducir la inflamación y regular el azúcar en sangre. Se ha comprobado que la sauna pueden ayudar a aumentar las endorfinas.

Puedes añadir a tu baño caliente algunas hierbas curativas como romero, tila, manzanilla, espino blanco, lavanda e incluso sal del himalaya, los aceites esenciales de estas mismas plantas también serán muy agradables.

También son muy eficaces las almohadillas térmicas, ya que se ha comprobado que pueden ayudar a reducir la ansiedad y la angustia.

7. Haz ejercicios de seguimiento

Otra forma de calmar los nervios y calmar la mente es probar un ejercicio de rastreo.

El seguimiento es otra técnica de experiencia somática que puede ayudarte a sentirse más presente y conectado al aquí y ahora y hacer que tu cabeza deje de mantenerte en un estado de nerviosismo y ansiedad.

Para realizarlo, solo has de sentarte cómodamente y realizar un par de respiraciones. Cuando estés preparado, comienza a mirar alrededor de ti, permitiendo que tu mirada se detenga en los objetos que haya en el lugar donde estes.

Cuando tu mirada se detenga en alguno, nómbralo en voz alta. Si algo te resulta interesante, te quedas un rato mirándolo pero sin pensar en nada más.

Repita hasta que te sientas tranquilo. Parece un ejercicio tonto pero es efectivo. Al dirigir tu atención hacia el exterior, estás enviando una señal a tu sistema nervioso de que todo está bien, que es lo mismo que haces cuando comes, pero haciendolo así no engordarás.

8.Tomarte un respiro

Una práctica altamente subestimada pero muy efectiva para darle un descanso al sistema nervioso es simplemente hacer eso: tomarse un descanso.

Muchos de nosotros estamos siempre ocupados y no tenemos tiempo de tomarnos un respiro. De hecho, cuando tenemos algo de tiempo libre, a menudo elegimos llenar ese tiempo con nuestro programa favorito de Netflix, una llamada telefónica con un amigo o ponernos al día con nuestras redes sociales.

Si bien no hay nada malo con estas actividades, el sistema nervioso necesita espacio y silencio.

Cada actividad que realizamos, es estimulante. Y darle un respiro a nuestros nervios significa que los alimentemos con la mínima cantidad de estimulación posible. Y estas actividades son:

  • la meditación, sentado o caminando
  • un escaneo corporal
  • yoga
  • paseos por la naturaleza
  • terapia de flotación
  • hacer garabatos
  • escuchar música
  • jardinería

Y todo tipo de actividades que relajen y que permitan que bajemos el volumen de todo aquello que nos rodea.

Cuando elegimos conscientemente darle un descanso a nuestro sistema nervioso, estamos permitiendo que todo nuestro sistema se recalibre.

Un sistema nervioso sano puede mejorar nuestra inmunidad, aumentar nuestra resiliencia y proporcionarnos una mayor sensación de bienestar.

Al reducir los estímulos innecesarios y aumentar las actividades anteriores, podemos asegurarnos de que nuestros nervios se mantengan sanos sin importar lo que suceda en el mundo que nos rodea.

Si te ha sido útil este contenido, por favor, Compártelo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

error: Este contenido esta protegido con derechos de autor