Hipercoagulación

Hipercoagulación

La hipercoagulación es la tendencia de la sangre a formar fibras obstructivas de fibrina y coágulos. No hay que confundirla con la trombofilia, que es la tendencia a la formación excesiva de coágulos.

¿En qué consiste la Hipercoagulación?

Cuando el cuerpo tiene tendencia a formar coágulos, la llamada trombofilia, estos, pueden provocar el infarto o la muerte del tejido debido a que bloquean el suministro de sangre. Los coágulos en los pulmones se llaman embolia pulmonar, en el músculo cardíaco causan ataque al corazón, en el cerebro derrame cerebral, en las úlceras de las piernas y trombosis venosa profunda.

Sin embargo, hay otra condición menos peligrosa, la hipercoagulación, que es el resultado del aumento de la producción de fibrina que forma pequeños coágulos en los capilares. A menudo se pueden ver pequeñas manchas rojas o marrones, el tamaño de una cabeza de alfiler, en el abdomen, o las conocidas arañas vasculares. Estas, no son peligrosas, pero son solo las que vemos, pueden estar también en el cerebro, en los músculos, la médula ósea, etc. Además, las obstrucciones de fibrina pueden acumularse en vasos sanguíneos y a la larga terminar obstruyéndolos.

Los ojos y los oídos son especialmente sensibles a las obstrucciones en la circulación sanguínea. También se ha demostrado que la formación de metástasis en los cánceres depende de la hipercoagulación.

¿Qué es la Fibrina?

La fibrina es una fibra proteica pegajosa. Su función normal, consiste en reticularse (forma como una red) para que las plaquetas se peguen y se formen coágulos de sangre que sellen las heridas y detengan el sangrado, hasta ahí fenomenal, porque nos salva de morir desangrados.

El problema es que la fibrina, también comienza a reticular cuando hay inflamaciones en el organismo, aunque no exista la hemorragia. Esta inflamación, capaz de detonar el reticulado de esta sustancia puede ser perfectamente provocada por microbios o toxinas dentro de la sangre.

Como no hay ninguna rotura de tejido que reparar, el exceso resultante de fibrina reticulada forma micro-coágulos que bloquean el flujo sanguíneo en los capilares, además, se adhiere a las paredes de los vasos sanguíneos y estrecha su apertura, y provoca que las células sanguíneas se agrupen.

La sangre «pegajosa» parece ser una condición previa para que el colesterol empiece a obstruir las arterias, y también es un factor común que conduce a la presión arterial alta.

Esa sangre «aglomerada» no fluye libremente como sangre sana, y no puede moverse a través de los capilares de modo que muchos órganos terminan estando escasos de de nutrientes.

Causas y Síntomas de la Hipercoagulación

La hipercoagulación depende de las debilidades y cofactores heredados o adquiridos. Aunque algunos trastornos de la coagulación sanguínea son hereditarios, la mayoría de los problemas de hipercoagulación se deben a microbios patógenos.

Los antibióticos y otras drogas causan disbiosis intestinal con crecimiento excesivo de Cándida, micoplasmas y otros microbios. Estos producen permeabilidad en la pared intestinal, de esta manera, ciertos potenciales alergenos y toxinas microbianas se introducen en nuestro torrente sanguíneo provocando una inflamación crónica de los vasos sanguíneos, así como el crecimiento excesivo de microbios Pleomórficos en la sangre.

Otras causas frecuentes de la inflamación crónica son la cirugía y los problemas de la boca, debido a los microbios implicados en los empastes, las endodoncias y las encías infectadas.

Una lista parcial de afecciones causadas o desencadenadas por la hipercoagulación serian:

  • Infecciones crónicas,
  • trombosis venosa profunda y venas varicosas.
  • demencia,
  • depresión,
  • diabetes,
  • enfermedades de los ojos,
  • fibromialgia,
  • ataque cardíaco,
  • presión arterial alta,
  • infertilidad,
  • enfermedad de Lyme,
  • artritis,
  • aterosclerosis,
  • Problemas menstruales,
  • síndrome metabólico,
  • migraña,
  • osteonecrosis de caderas, rodillas y mandíbulas,
  • embolia pulmonar,
  • apoplejía,
  • tinnitus
  • iatrogenia

Como podemos solucionar la Hipercoagulación

Lo primero que debemos hacer para solucionar esta situación, es solucionar lo antes posible el problema de la permeabilidad intestinal.

Sin embargo, esto sólo detiene la degeneración. No limpia los vasos sanguíneos ya obstruidos. Los coágulos, micro-coágulos y obstrucciones de fibrina necesitan ser disueltos y los tejidos muertos o moribundos reemplazados o revitalizados.

Este es un proceso a largo plazo que requiere un fuerte compromiso con una vida saludable.

El tratamiento conllevaría una desparasitación y limpieza del tubo digestivo, así como una reparación de la mucosa intestinal y repoblación de la microbiota saludable.

Posteriormente habría que disolver la fibrina presente en la sangre y los microcoagulos, para esto nos puede ayudar:

El Hibisco: de marcada actividad fibrinolítica, con una alta eficacia en la dilución de los coágulos de sangre.

Extracto de hoja de olivo: se recomienda por sus excelentes efectos antimicrobianos, pero además es un remedio eficaz para reducir los daños causados ​​por la hipercoagulación y mejorar la circulación sanguínea.

Enzimas Fibrinolíticas: entre ellas podemos encontrar la serrapeptasa, la nattokinasa y la lumbrokinasa, son enzimas especificas para disolver la fibrina.

También habría que tener en cuenta los microbios y parasitos que podríamos tener en la sangre, sistema linfático y organos internos, como consecuencia de la permeabilidad intestinal, que además son habitualmente los culpables de la hipercoagulación, y acabar con ellos.

Para ello podemos utilizar extracto de hoja de olivo, extracto de pau d’arco, cúrcuma, ajenjo, ajo, jengibre, moringa, propóleo , aceite de coco y extracto de hojas de Neem.

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